Dyss Mítica

Notas sobre Dyss

Visiones de una tierra distante

Por |2008-11-15T18:55:20-05:00noviembre 5th, 2008|Dyss Mítica|

En aquel país, los granjeros siguieron trabajando como siempre durante el día, pero al anochecer cuchicheaban junto a las chimeneas y por las noches soñaban. Poco a poco, alimentados por esos cuchicheos y esos sueños, los árboles del bosque crecieron, las zarzas se espesaron y las verdes culebras anidaron en los troncos. Entonces el castillo se reconstruyó a sí mismo, las nubes se enroscaron en sus almenas y torres, y Ella regresó

Nuevos vientos desde Dyss

Por |2008-11-03T01:24:06-05:00noviembre 2nd, 2008|Dyss Mítica|

Volvieron los brillos a llevarme de vuelta a mis tierras del sueño. Dyss bendito que no quiso nunca ni amo, ni dueño. Allí quiero morir, acurrucada en la llanura. De hierbas verdes y altas, con el viento del Oeste cantándome canciones de cuna. Las luces que surgieron de esa tierra me llevaron, de vuelta al lugar que nunca debí haber descuidado. La tierra de Dyss, me vio nacer, allí morí. Allí moriré.

Mi Habitación

Por |2008-09-25T16:06:09-04:00septiembre 22nd, 2008|Dyss Mítica, Regiones míticas, Todas las cosas jamás soñadas|

Tengo mi habitación en una posada, su número es la treinta y ocho. Desde la ventana que da a Occidente se divisan en los días claros La Tierra de los Mil pájaros. Más allá se ven las montañas que aún no pueden tener nombre. Y más allá, la mar circundante, donde habita  el gran dragón que vigila el mundo. Desde mi ventana no se ven las zonas blandas. Mejor que así sea,

Allí de donde trajiste mi nombre

Por |2008-05-21T13:25:39-04:00mayo 21st, 2008|Dyss Mítica, Libro de horas, Todas las cosas jamás soñadas|

Con las primeras flores de Mayo me hice volantes para el vestido nuevo de primavera. Caían sencillas, sin mucho entusiasmo, sin mucha iniciativa, pero con el carácter suficiente para que cada una alcanzara el lugar preciso, en el momento justo. Esa perfección tan simple, tan pulcra, a lo largo de la tela de raso. A mi gata le encantaron tanto, que la tuve que encerrar en el armario, donde tiene su escondrijo

La tierra donde van los muertos

Por |2008-05-14T23:29:04-04:00mayo 14th, 2008|Dyss Mítica, Libro de horas, Todas las cosas jamás soñadas|

En la antigua Frigia, en un templo de Telmiso, había una gran maravilla... Se trataba de las riendas de un carro que el difunto rey Gordio había atado, formando un nudo que nadie podía deshacer. Las riendas estaban hechas de cornejo, el cual se había encogido y compactado con el paso de los años. Estaban atadas formando lo que se denominaba un nudo turco, sin extremos visibles. Cientos de hombres habían intentado

Los niños salvajes

Por |2008-02-02T14:12:24-05:00febrero 2nd, 2008|Dyss Mítica, Regiones míticas|

Entre un revoloteo de hojarasca y los últimos rayos de sol arrastrándose a través de los árboles, llegaron los niños salvajes. Iban prácticamente desnudos, cubriéndose con lo que habían encontrado en sus vagabundeos y que ellos consideraron que servía de atuendo. El que fuera digno era el menor de sus problemas. Algunos llevaban una camisa raída, una camiseta o una manta. Uno, dos zapatos, daba igual, y buenamente se cubrían de cintura

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