Al igual que Nintendo, Sony sabe que contar historias en compañía, y compartir pequeños mundos con los demás, necesita no solo de potencia, también requiere estilo, diseño, arte y buenas ideas. Y por mucho que se empeñen algunos en el realismo obsesivo provocando estrepitosos fracasos, el diseño creativo vence a la fuerza bruta. Wow es un ejemplo claro, y LittleBigPlanet augura un futuro lleno de colorido, elegancia y buen gusto, en la carrera imparable y continua de la humanidad por inventar métodos para contar historias, una y otra vez.

Yo además apuesto por los espacios y las historias colaborativas, en las cuales los jugadores no compitan entre sí, sino al contrario, que se ayuden mutuamente y colaboren para resolver metas conjuntas. Creo que esto es necesario inculcarlo en la educación pues lo que nos desborda es el instinto de machacarnos los unos a los otros. No es la solución definitiva, pero está en nuestra cultura heredada.

Los juegos son cultura (ya se sabía pero ahora se está reconociendo) al igual que lo han sido los cuentos y las historias. Los juegos son una nueva forma de contar historias y estas nos han enseñado siempre a ser seres humanos. Que estos juegos sean inteligentes, y que nosotros los aceptemos, también es responsabilidad nuestra. Al igual que es responsabilidad nuestra, haber apagado la tele cuando salía la máquina de la verdad, y no esperar a que alguien la elimine de la programación televisiva.