Quiero salir corriendo

Buscar donde llegan

Llegar a su sitio.

Me sobran las paredes

Las calles

Ya no miro las farolas.

Ruinas.

Como un ciego parece que olvido ver,

Vacío y lleno con poco.

A días

El reloj espera en la esquina

Y las espinas

Doblan el alma y clavan

La calma justo donde queda tu beso.

Por eso, espero el gesto y la magia.

Entonces hablo solo y en alto.

Maldigo cuanto toco

Coloco mi grito en el suelo

Y loco

Vuelvo a salir corriendo

Hay dias, que no puedo más. Otra pérdida, y lágrimas de un buen amigo por un ser querido. Un duelo, un entierro en el amanecer. Todo es volver a la tierra.

Muerte, te vi de nuevo esta mañana, con tu eterna sonrisa, con tu vestido negro, el Ank en tu cuello. Tan bella. Paseabas entre los dolientes, invisible, hermosa. Me guiñaste el ojo y besaste la frente helada de la ausente. No dije nada cuando me sonreiste. Yo, te sonreí levemente. Ya nos conocemos. No discuto tus decisiones. Mi amor por tí me lo impide.

No ví brillos auténticos para entrar en el bosque, la puerta estaba en brumas. Solo lo real, que tú decides, imperaba, en la fria sala de un lugar en el que no existe la comodidad, ni mantos, ni hojas, ni sauces. Solo el silencio. Tú gobiernas tu reino.

Pero yo el mio.

Hoy, no pude hablarte, sabrás disculpar mi silencio.