Un año más vuelve el desafío de los 30 días durante todo el mes de noviembre, y yo con estos pelos. Una iniciativa propuesta por Kano desde su blog TRASGOTAURO que empezó en las redes sociales. Al menos la de G+ que es la que yo frecuento porque confieso que le tengo algo de manía a Facebook.

El año pasado me di cuenta por algunos comentarios en el blog que no todos los que pasan por aquí conocían la iniciativa. No deja de tener su polémica porque satura un poco los muros de la red social, pero a mí me parece un juego muy interesante. Al fin y al cabo charlar sobre la afición es algo que nos gusta a casi todos. Qué sería de la actividad sin ese intercambio de batallitas, y bueno quejarse…, ¡también! La verdad es que prefiero que me cuenten batallitas, ideas y proyectos sobre la afición a que me hablen de un deporte de masas bien conocido por todos o de las hipotecas. Me gustan los roleros —y en general los frikis— porque son imaginativos, capaces de divertirse con muy poca cosa. Vamos, que entre nerds es donde me siento a gusto.

Pero este año el desafío es más… desafiante. Exige una entrada diaria, que no sé si podré cumplir, y más que hablar sobre las cosas de uno tengo la impresión de que los tiros van por tratar de ser más creativo. Así pues, comienzo con la primera pregunta y ya veremos como sale la cosa.

Dado desafío

Comienza el desafío

Pregunta 1. Teniendo en cuenta únicamente tu experiencia en partidas medievales fantásticas… ¿qué partida, situación, momentazo, te hizo quedarte en plan “¡hostias!”, te descubrió el mundo, dijiste “¡Oh!”, flipaste con el giro argumental…

Cuando leí la primera pregunta la respuesta me vino rápida a la mente. Recuerdo que por casualidad el año pasado lo conté también en una de las preguntas; por aquello de que se te van los dedos contando las batallitas que forman parte de todo aficionado. Y es que tuve ese momento cuando descubrí el concepto base de mi proyecto Dyss Mítica. Que por si no lo sabes todavía es la ambientación donde tiene lugar Magissa y el juego de rol en el que ahora mismo estoy trabajando. Así pues y literalmente me descubrió el mundo de juego y la ambientación que estaba buscando.

Sucedió durante una partida muy improvisada jugando a ¡La llamada de Cthulhu! Por querer cambiar, por tener jugadores no tan interesados en los monstruos Lovecraftianos y por algunas otras razones, improvisé una partida que más tarde se convertiría en campaña y que nos mantendría en vilo durante casi un año entero. La idea partía de un viejo mito conocido, ese en el que un hombre se queda dormido bajo un árbol durante un viaje y al despertar descubre que han pasado muchos años. Sus amigos y familiares han muerto o son ancianos. Su comunidad lo ha dado por muerto o desaparecido desde hace mucho tiempo.

En la aventura inicial los personajes son personas normales de nuestro mundo, La Tierra. En la misma época en la que transcurren las aventuras de La Llamada, sobre los años 20 más o menos. Tras ser contratados para encontrar a un académico que ha desaparecido, siguiendo una pista se adentran en un diminuto bosquecillo de la campiña Inglesa y pronto descubren que nada es lo que parece.

Se trata del viaje a otro mundo, uno fantástico en el que deben sobrevivir y buscar el camino de regreso a casa. Por poner algo que te resulte familiar tiene mucha influencia de Las Tierras del Sueño de Lovecraft, con la diferencia de que se trata de un lugar real.

En la partida le di mucho énfasis a la gestión de sus recursos: la munición, las provisiones… y descubrí que es un aspecto de los juegos de rol que me gusta, sobre todo si tiene sentido para la narración. Por ejemplo, las armas de fuego al tener un mantenimiento escaso se iban estropeando, algo muy sencillo de hacer en La Llamada ya que no tienes más que ir aumentando los porcentajes de pifia. Un detalle por cierto que me recuerda que no debes hacerle mucho caso a quien te diga que esas cosas no sirven para nada si éstas hacen más interesante la partida y apoyan la historia. No hay más que pensar en su importancia en una aventura de temática zombie por ejemplo. Estos días leyendo Ryuutama curiosamente me vuelvo a encontrar con un juego que lo tiene muy en cuenta.

No me quiero extender, pero aquella aventura fue fantástica. Estaba jugando una de las primeras sesiones y recuerdo que una vez me quedé en silencio imaginando las posibilidades… ¡tanto que me preguntaron que dónde estaba!… Fue la mejor partida sin duda de toda mi experiencia con los juegos. Una aventura de fantasía que dio su fruto en la forma de un juego propio. ¿Se puede pedir más? Yo creo que en ese sentido he tenido mucha suerte.

Hasta el próximo día.

Edanna
1 de noviembre de 2015

Edanna, sello personal