sueño

Visiones del tigre

Por |2013-02-26T16:49:47-05:00febrero 18th, 2013|Libro de horas|

Canción: Tiger Visions Mi querida Lavondyss: Tú, antes que nadie, sabías que llegaría este día. Era cuestión de tiempo y tú, de eso entiendes bastante. Lo deseé durante mucho tiempo y ahora..., ahora...; por todo ese ahora llegó un final encadenado a un nuevo comienzo; y no entiendo cómo, ni recuerdo cuándo..., ¿cómo es posible que en este instante ni siquiera recuerde el porqué, si es que lo hubo alguna vez? Hace

Ellam Yua

Por |2012-08-23T12:32:05-04:00agosto 22nd, 2012|Dyss Mítica, Regiones míticas|

    Y llegamos sin darnos cuenta, como siempre suele suceder en estos casos, a uno de los conceptos más importantes y que puede significar el núcleo de todo cuanto aquí estamos estudiando sobre Dyss. Una tierra mítica en donde, por medio de dicho concepto, son capaces de partir todas las historias y hasta los sueños, para iniciar una largo viaje que los llevará a través de todo el cosmos. Un viaje que

Los pájaros (revisado)

Por |2012-03-18T12:08:24-04:00marzo 18th, 2012|Dyss Mítica, Regiones míticas|

Cuando Lugh y su Jareth ya me escoltaban altos en el firmamento llegaron los pájaros, ensombreciendo con su manto de vibrantes motas: suelos, paredes y escondrijos. Un caos delicioso de luces y sombras, como el rizo de la luz entre las hojas de los árboles.  Una nube caprichosa y ensordecedora, que rozaba sin tocar cada resquicio en los espacios que me rodeaban desde hacía ya algunos días. Y no diré que me

La Tierra Amarga de Isan Reese (revisión)

Por |2012-02-17T00:12:30-05:00febrero 18th, 2012|Dyss Mítica, Regiones míticas|

Tengo una tierra en la cual nada crece, salvo destellos de lo que una vez pudo ser y no fue. Esto ocasiona que allí, el sabor de una arena dorada se mezcla en la miel de mi bebida. Aún, después de probarla infinidad de veces, no la reconozco. Lo cierto es que no sé qué hacer con ella nada en absoluto.   En la Tierra de Isan Reese hace mucho tiempo que

La espiga

Por |2011-05-20T01:10:58-04:00mayo 19th, 2011|Libro de horas, Todas las cosas jamás soñadas|

Los días quince, dieciséis y diecisiete llovió sin parar. Cuando la gente volvió a salir de sus casas un cielo azul asomó más allá de las montañas desde dondequiera que hubiese estado escondido, tras unos días de meditación que no le vinieron mal a unos cuantos, y que pusieron en orden las relaciones conyugales de no precisamente otros pocos; pero menos que los que, más que ordenarlas, las extraviaron. Pero lo más

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