cuento

Extracto de diciembre

Por |2011-02-04T00:11:14-05:00febrero 4th, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

Ese día, por razones inexplicables, le llevé una hamburguesa al vagabundo de la esquina en Sherbrooke con St. Catherine. Él, tras una brillante y lúcida mirada que provenía del fondo de unos profundos ojos azules; me contó que una vez, en aquel rascacielos que se veía al fondo, le había estrechado la mano al mismísimo príncipe del país de donde yo había venido. Una vez, cuando trabajaba en su despacho de la

El secreto de la felicidad

Por |2011-02-02T18:20:57-05:00febrero 1st, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

Alguna vez ya planteé esta cuestión en Lavondyss, otras veces tiempo atrás; y no encuentro razón para no seguir haciéndolo. Canadá es una tierra gélida en invierno. La nieve cubre unos bosques que se extienden hasta perderse en las lejanas distancias, en todas direcciones. Si caminando eres capaz de alcanzar tu horizonte, todo cuanto dejaste atrás en tu peregrinación comienza a desplegarse de nuevo ante tus ojos, extendiéndose otra vez con nuevos

Extractos de septiembre

Por |2011-02-01T17:13:25-05:00enero 31st, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

A las seis cuarenta y cinco de la tarde, puntualmente, Johannes apoya con cuidado la bicicleta sobre la hiedra que recubre la vieja casa en la calle de los Jacintos, donde vive la Sra. Rosa. A pesar de las habladurías, pues la Sra. Rosa es viuda reciente, se entregan a su amor; que es lo único que importa. Entre suspiros, ella le susurra en más de una ocasión: "No te apartes jamás

Extractos

Por |2011-01-31T15:53:36-05:00enero 29th, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

[...] La vio cruzar súbitamente a través del paso del este, un borrón entre los helechos que exhalaba una nube de hojas de septiembre. Tan hermosa que el invierno se antojaba verano de tanta sangre inquieta. Sus miradas se cruzaron una sola vez, y atravesándolo, lo dejaron postrado como la corteza del abedul que se prepara para el invierno, sin una razón para seguir guardando aquel cascarón perdido entre el suelo del

Carta de Don Gregorio.

Por |2010-05-21T23:18:12-04:00marzo 6th, 2010|Libro de horas, Todas las cosas jamás soñadas|

Carta de D. Gregorio. (La lengua de las mariposas). Querido amigo: Tuviste suerte al marcharte a Buenos Aires. A mí, ya me llevan a matar. Muy magullado, pero más por las palabras que por las pedradas. Especialmente por las de todos aquellos que más quise. Las palabras son como los gusanos de seda, envueltos en capullos que florecen cuando llega la primavera del terror y los dramas, explotando al fin con todo

El guardián del violonchelo

Por |2011-01-28T18:23:10-05:00febrero 16th, 2010|Libro de horas, Todas las cosas jamás soñadas|

Fue él quien se dirigió a mí con su voz conformada por las notas elegantes de un violonchelo, mientras me encontraba contemplando las aguas del Moldava, desde el lado Oeste del puente de San Carlos. Allí frente a frente, en su traje con chaqueta de azul perfecto, ese que con elegancia se encamina hacia el negro, me dirigió una sonrisa cortés, estrechándome la mano. Fue entonces cuando fui consciente de que en

Archivo

Categorías

CONTACTO

Ir a Arriba