cuento

La tempestad

Por |2012-07-12T11:11:32-04:00julio 10th, 2012|Regiones míticas, Todas las cosas jamás soñadas|

“Tiene la felicidad el hábito y tal vez el compromiso de, al menos una vez en la vida, darle la oportunidad a todo hombre y toda mujer de encontrar el camino que le lleve a su propia utopía particular. Una, al parecer, justa oportunidad que en muchas ocasiones pasa inadvertida y que muchos piensan que no se corresponde con la realidad, pues la suerte no atiende a razones ni posee dueño ni

Matoula

Por |2012-07-04T00:51:33-04:00julio 3rd, 2012|Regiones míticas|

*(Si deseas escuchar esta canción, pincha en el enlace). Se llamaba Matoula y como veremos, tendrá un importante papel en los acontecimientos que se desarrollarán a lo largo de toda esta historia… Pero antes, si me lo permites, me gustaría hablarte de mis primeros 36 metros cuadrados. Se trata de unos 36 metros cuadrados muy importantes y que fueron decisivos, en su momento, en mi vida. Y aunque no te lo creas,

El son de tus alas (IV)

Por |2012-05-17T22:03:27-04:00mayo 17th, 2012|Dyss Mítica, Regiones míticas|

Y así, el tiempo anduvo su propio camino. Ella siempre está cerca, en todo momento a él le acompaña. Cromwall ya nunca está solo. Ella siempre está presente, ella siempre está allí, en algún lugar; él nunca la puede ver, salvo por el rabillo del ojo. Tan sólo sus pálidas y diminutas manos de niña sobre él, en la alcoba, o alrededor de su cintura cuando monta a caballo. En ocasiones su

El son de tus alas (III)

Por |2012-05-08T11:04:09-04:00mayo 8th, 2012|Dyss Mítica, Regiones míticas|

Nadie conoce mejor el castillo que su propio dueño, así que con gran habilidad se aproxima hasta la muralla, ocultándose, y que escala con facilidad. Al llegar a lo alto a un adormilado soldado sorprende al que, de un puñetazo, la mandíbula le rompe como escarmiento. Bajando por el torreón cruza los pasillos hasta el cruce de las galerías, donde una vieja y espantada criada da un grito al verlo, que el

El son de tus alas (II)

Por |2012-04-26T19:30:31-04:00abril 26th, 2012|Dyss Mítica, Regiones míticas|

[...] No tardó en hallarlo. La narradora eligió un pequeño promontorio junto al cauce del río, con una gran piedra que las mujeres habían estado usando para golpear la ropa mientras lavaban. Resopló un poco el lugar donde iba a sentarse, sacudió con un gran pañuelo otro poco más —en un gesto de cuidadosa preocupación por la suciedad— y procedió a tomar asiento, cruzando las piernas, con la espalda recta, el cuello

Mi pequeño prisionero (revisado)

Por |2012-04-12T23:27:50-04:00abril 10th, 2012|Libro de horas, Regiones míticas|

Cada día, hace tiempo, subía siempre al desván donde, sujeto a una cadenilla de plata, mantuve a mi ánimo encadenado. Hace tiempo que lo tenía prisionero, no tenía más remedio. Él, adoraba tumbarse dentro del cálido cuadradito luminoso que un rayito de sol arroja sobre las tablas, siempre alrededor de la media tarde. Mi ánimo es muy singular pues viene y va donde y cuando se le antoja, y eso, no lo

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