Me gusta Batman, me encanta Batman, es para mí uno de los pocos superhéroes que, como yo suelo decir, tiene algo de fundamento.

No me gusta nada el de la serie clásica de televisión, aunque admito que se trata de una serie que tenía elementos muy curiosos. Piezas que, pienso, supo explorar Tim Burton; escandilado de su propia añoranza por una serie que significó tanto para él de niño. Del resultado prefiero no comentar nada porque, salvo su primera película acerca de este personaje, las demás no es que fuesen muy de mi agrado.

A mi me gusta el Batman de ahora, el que rescató Frank Miller y Alan Moore. Me gusta el Batman atormentado. Es un caballero, es oscuro, tiene una capa maravillosa, su mayor poder es su capacidad de improvisación y sus recursos, es tenebroso, da miedo, es sexy e interesante, su biblioteca me da una envidia terrible y tiene un elenco de villanos que están a su altura. Un grupo de sinvergüenzas con los que tiene mucho en común, ya que tanto ellos como él, están fatal de la cabeza, los pobres. Porque si no, nadie en su sano juicio haría lo que él
hace. Y ahí está, precisamente, su principal encanto.

El artista Jason Mark ha sabido retratarlos como nunca, siendo las mejores imágenes de los villanos más emblemáticos de Batman que he visto jamás. Retratos con un sabor clásico de los años 40 tan propios, que su estilo deja entrever un cruce de géneros que seguro podemos aprovechar para muchos juegos que tengo ahora mismo, y seguro que tú también tienes, en la cabeza.

Se trata de imágenes digitales del Joker, Mr Freeze, El Pingüino y Dos Caras. Muchos ya andan mordiéndose las uñas porque se anime a realizar los retratos de algunos más, como Poison Ivy, por ejemplo.

Para todos los que nos despedimos del siglo XX, me pregunto hasta qué punto es capaz la realidad, con el tiempo, de convertirse en mito. El resultado de ello es que un estilo que una vez significó una serie de cosas, elementos asociados a una gran guerra, ahora forman parte de un vasto mundo mitológico contemporáneo. No te preocupes demasiado, pues este último párrafo no son más que cosas mías, y yo de lo que quería hablar aquí es de arte, entre otras cosas.

Como siempre, vía Mary Sue