Lago en otoño, Canadá.

[…] La vio cruzar súbitamente a través del paso del este, un borrón entre los helechos que exhalaba una nube de hojas de septiembre. Tan hermosa que el invierno se antojaba verano de tanta sangre inquieta.

Sus miradas se cruzaron una sola vez, y atravesándolo, lo dejaron postrado como la corteza del abedul que se prepara para el invierno, sin una razón para seguir guardando aquel cascarón perdido entre el suelo del bosque.

El rugido del viento trajo consigo al vendaval, que esparció toda la cordura que le quedaba sobre la superficie del lago, partiendo el alma igual que parte las ramas blanquecinas, testigo de un encuentro que se escribiría sobre el hielo durante el largo invierno siguiente…

Edanna. "El trono de la reina Valaria"