Dyss, sello general

“Mysteries Abound”

De todos los Centinelas que hay en nuestro mundo, existen tres cuya naturaleza es de tipo Imago, siendo Curadhan el primero entre ellos del que hablaré aquí. Y no lo haré porque se le considere el más poderoso —un concepto subjetivo e irrelevante que sólo funciona en nuestra escala de consciencia—, sino porque se trata del Poder Nómada más querido, sin que la naturaleza acerca de sus orígenes signifique un impedimento para ello. Curadhan es, sin duda alguna, el más estimado de todos los Centinelas.

Aunque los Imagos se tratan en su capítulo correspondiente, has de ser consciente de que su origen proviene de lo que entendemos como: los arquetipos ancestrales; es decir, imágenes de la mente —y/o hasta sueños— que son compartidos por todas las criaturas conscientes, estando presentes en el inconsciente colectivo. En síntesis: los Imagos existen porque los creamos nosotros mismos.

Duradhan, El Ciervo de CulleghRepresentan ideas fundamentales o sueños que todos juntos compartimos como, por ejemplo: el miedo a la naturaleza salvaje, el terror ancestral a los océanos, el ansia de una entidad vengadora y justiciera, la firme creencia de que el amor y las pasiones provienen de una fuerza latente en el cosmos, la incertidumbre ante el más allá o, como en el caso de Curadhan, el anhelo de un ser que nos sirva de guía a lo largo de todos los caminos de nuestra vida.

Dyss percibe todo cuanto está oculto en el inconsciente de las criaturas que existen en el mundo, tanto el que se halla de forma individual dentro de cada uno (y que nos diferencia de los demás) como el que se encuentra compartido entre todos de forma colectiva. Por razones que aún no logramos comprender muy bien (en realidad nada bien), Dyss hace tangibles algunos fragmentos de esas percepciones, situándolas en nuestro mundo.

Pero…, ¿por qué razón hace tal cosa? Muchos se lo han preguntado y nadie es dueño aún de una respuesta satisfactoria. Se cree que se debe en parte a un afán de tratar de complacer a los seres conscientes mientras trata de comprenderlos, intentando ofrecer lo que con tanta ansia parece que desean tanto, aún sin que éstos tengan muy claro de qué se trata. Lo curioso es que mucho de lo que se esconde en nuestro inconsciente —y que compartimos colectivamente— no son otra cosa que todos nuestros temores. El que se hagan reales no deja de resultar una extraña paradoja que provoca más conflictos que ventajas.

Así pues, Curadhan, también llamado “El Ciervo de Cullegh” —título que hace referencia a los dominios donde posee una mayor influencia—, proviene del deseo de un guía que nos ofrezca una pista del camino a seguir, desterrando así la incertidumbre que surge ante el hecho de tener que tomar decisiones. Pero no sólo se debe a éste temor sino que, además, obedece al fuerte deseo de tratar de hallar la pista que nos conduzca a todo aquello por lo que creemos que hemos venido a este mundo, encontrando al fin el sendero que le dé un claro sentido a la existencia. Es decir, de intentar encontrar nuestro lugar en el mundo y el significado de nuestra misión en la vida.

No obstante, Curadhan es mucho más que un guía pues representa también al poder benévolo de la naturaleza. Único guardián protector que como un árbol frondoso nos ofrece su sombra, acogiéndonos. Su origen nace de un sentimiento que nos puede resultar familiar: la percepción de custodia que, en ocasiones, nos invade cuando deambulamos perdidos a través de los bosques, sintiendo que toda la fuerza viva de la naturaleza pretende ofrecernos cobijo, protección y consuelo. El Gran Ciervo de Cullegh no es otro que el mismísimo espíritu del bosque en su estado más puro, sirviendo de portavoz al inmaculado vestigio de la naturaleza viva, que se muestra representada en una única entidad consciente e inteligente, y con la que podemos mantener un trato directo.

Todo lo que resulta opuesto a estos sentimientos es precisamente lo que da origen a los otros dos Centinelas tipo Imago: La Bestia Primigenia, que representa al terror ancestral a esa misma naturaleza, es decir, a todo lo contrario a lo que Curadhan personifica, y Túgal “el Enloquecido”, que es la muestra tangible del pavor que de antiguo poseemos a los océanos y a las profundidades.

El arquetipo del guía o mentor es uno de los más poderosos que se hallan en la mente de las criaturas, encontrándose contrapuesto a todo cuanto significa el segundo Gran Poder tipo Imago, La Bestia Primigenia. Ambos resultan ser conceptos completamente opuestos, personificando a los contrarios —además de tratarse de enemigos mortales— y que aún así coexisten, existiendo en armonía, pues nada significan el uno sin el otro.

Los tres representan una tríada de arquetipos ancestrales, muy presentes en la realidad de nuestras vidas y que, juntos, comparten un origen común. Debido a esto los Imagos son, en cierto modo, criaturas inmortales, ya que al descender directamente de un concepto, sólo desaparecen definitivamente cuando ese concepto muere o se transforma, siendo la segunda de estas opciones la más corriente.

Así pues, no importa si son destruidos; no importa si se trata del mismísimo mundo el que intentara poner fin a su existencia (lo que explica el porqué de la presencia de pesadillas como Túgal); los Imagos vuelven a resurgir una y otra vez ya que los arquetipos que se hallan ocultos en nuestro inconsciente no pueden ser perseguidos o destruidos, sólo pueden transformarse o ser olvidados para siempre.

Resulta irónico que, a pesar de ello, sean muchos los que se empeñen en creer lo contrario, tratando de destruirlos una y otra vez…

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Curadhan es protector de los bosques y de todas sus criaturas, de la vida natural, de los exploradores y del descubrimiento. Es aquel espíritu bondadoso que desea conducirte a tu destino, allí donde se produce el cambio que te permita encontrar tu suerte. En sí mismo simboliza toda nuestra ansia por querer avanzar hacia lo desconocido mientras albergamos la esperanza de encontrar un guía o mentor que nos dé una pista acerca del sendero que debemos seguir. Según él, el deseo por el descubrimiento es la única forma de hallar la trascendencia, siendo la curiosidad la fuente de la cual parte la ambición de tratar de llegar más allá a fin de evolucionar, intentando descubrir que depara un destino que no debería estar escrito en sitio alguno.

Todo esto supone también una contradicción, pues tal deseo se encuentra de bruces con algunas prohibiciones que existen en nuestro mundo; como la de intentar hollar los misterios que hay más allá del océano prohibido, tratando de disuadir a todos aquellos insensatos que traten de poner el pie en el continente periférico.

Curadhan existe en muchos momentos y lugares, teniendo el don de poder estar en muchos sitios a la vez. Existe incluso bajo aspectos que presentan sutiles diferencias, siendo algunos más esquivos o huraños mientras que otros resultan algo más confiados y de comportamiento más dócil. Esto se debe a las diferentes variaciones que se tiene del arquetipo raíz de su origen, reflejándose esos matices en sus distintas apariencias. Sin embargo, todos ellos forman la misma criatura, una única entidad dotada de una sola consciencia que, habiendo transcendido hasta fronteras incomprensibles para nosotros, se encuentra en perfecta armonía con el mundo en el que vivimos.

Así cumple con su misión de ser el mentor que guía a las criaturas hacia un posible destino, sin olvidar nunca que éste no se encuentra descrito en ninguna parte, por lo que se trata de toda una suerte de opciones que se reflejan en los diferentes senderos del Árbol del Tiempo. Todos esos caminos posibles vibran en el Gran Árbol, resonando y emitiendo ondas que se propagan a lo largo de todas las realidades. Curadhan tiene la capacidad de poder verlas, lo que le permite elegir aquella que más le conviene a los afortunados que lo necesiten. Por ello trabaja en perfecto equilibrio con Rhiatan, la Centinela de las Puertas, con la que viaja a menudo por toda nuestra hermosa tierra.

Doncella CiervoEn su dedicación sirve también a otras criaturas de tipo Imago, tratando de ayudarlas a encontrar el camino por el cual se han llegado a hacer tangibles puesto que, en la mayoría de las ocasiones, éstas se encuentran perdidas, deambulando sin rumbo y sin un propósito. A éstos les ofrece la pista de su lugar en el mundo, el secreto de una historia que está esperando ser contada y que, pese a que él también la desconoce, precisa de un mentor que ofrezca el primer indicio que conduzca hacia lo que le dé algo de sentido a toda una sucesión de incertidumbres.

Pero al igual que sirve a toda criatura viviente, sea cual sea su naturaleza, Curadhan guarda y protege un mundo que ama antes que cualquier otra prioridad. Tras esta verdad incuestionable, Curadhan es consciente de que la existencia es una gran historia que está esperando ser contada, dentro de la cual todos tenemos un papel. Para él, cada criatura es un héroe que precisa del consuelo de un guía que le ofrezca, al menos una vez en algún momento de su vida, una pista que le permite encontrar lo que más anhela en el fondo de su corazón.

Lo que sucede es que son muy pocos en realidad los que a lo largo de su vida le dedican un solo momento a tratar de escuchar lo que su instinto trata de decirles. La mayor parte de los seres conscientes cruzan por el río de la vida en un estado de distracción, absortos en trivialidades, deseos mundanos que son producto de aquello que nos dicta el tratar de complacer a nuestros sentidos o bien a fútiles caprichos, sin preocuparnos de asuntos de mayor trascendencia. Así pues, no son muchos los que tienen el privilegio de poder disponer de la ayuda del Ciervo de Cullegh, una vez han dedicado algún esfuerzo en tratar de reconocer qué es lo que desean, o hacia donde se sienten inspirados para comenzar a dirigir sus pasos.

Puesto que Curadhan es también quien anuncia el momento de partir cuando se espera realizar un largo viaje, no todo cuanto se asocia a él está relacionado con la alegría. Todo aquel que en algún momento haya sentido el ansia de querer marcharse muy lejos, justo en el momento en el que tiene la oportunidad de encontrarse con el gran ciervo sabe que, en ese preciso instante, el momento de la verdad ha llegado, sean cuales sean las consecuencias que deriven de ello.

Es mediante sus diferentes aspectos como es capaz de recorrer inmensas extensiones de territorio, estando allí donde no cabría esperar que fuese posible encontrarlo. En todas sus misiones a lo largo de nuestro mundo Curadhan muere infinidad de veces, un destino que esta vez sí que se encuentra descrito, aunque  sólo para él, dentro de cada pequeña historia, pues ese es su papel en cada una de ellas.

No obstante, Curadhan siempre vuelve a resurgir, renaciendo una y mil veces; algo que seguirá haciendo mientras exista el concepto que lo vuelve a traer a la vida. Así sucedió, por ejemplo, cuando llevo a la Centinela Edith sobre su lomo, conduciéndola hacia lugar seguro antes de ponerla en manos del Cuervo Ruadh al tratar de salvaguardarla de los Hijos de Morthid. De esta forma, Curadhan, con su propia historia, participó también en la historia de ella, una historia donde estaba descrito que él tendría que dar su vida por protegerla, cosa que hizo, para renacer de nuevo muy lejos, en algún otro lugar.

De él descienden Los Hijos de Curadhan, una raza de hombres-ciervo, casi espíritus ancestrales de la naturaleza, que consiguieron prosperar en el mundo alcanzando un lugar como pueblo por derecho propio. Se trata de unas hermosas criaturas de tipo humanoide, dotadas de una fisonomía cuyos rasgos son producto de la hibridación entre humanos y ciervos, incluyendo la presencia de grandes astas que exhiben sobre sus cabezas con orgullo, símbolo de su antigüedad y experiencia. Son seres espirituales que tratan de ayudar a las demás de acuerdo con los preceptos de Curadhan. Habitan en los Dominios del Ciervo, un vasto territorio situado al Oeste del Continente Central junto a La Tierra de los Hombres Caballo. Allí, la influencia de esta raza sobre la naturaleza es evidente, sintiéndose la presencia de su Poderoso Señor sobre cada minúsculo rincón, tronco o ramita de una forma muy especial.

El Ciervo de Cullegh muestra el aspecto de un viejo ciervo macho; un poderoso miembro de su raza dotado de una vigorosa musculatura, aunque con un aspecto entre viejo y cansado que da la impresión de albergar una dilatada experiencia. Un aprendizaje que se muestra de forma tangible bajo una colección de cientos de heridas repartidas por todo su cuerpo.

Algo más grande que un miembro habitual de su especie, posee una enorme cornamenta que presenta una particularidad que lo hace único, su asta derecha se encuentra quebrada. En efecto, Curadhan tiene el asta rota en su primer tercio, faltándole así un buen trozo. Parte de ella le fue entregada a la Jagath, la Centinela que se esfuerza en tratar de hilar los caminos del destino, y que se encuentra en su posesión aún en la actualidad. Pero el resto del asta quebrada es el resultado de centenares de miles de batallas y de innumerables acontecimientos a lo largo de una larga vida llena de experiencias.

Por ello, el símbolo de Curadhan es el círculo engastado con el Trisquel al que se superpone el motivo de un ciervo con un asta mutilada. La tríada espiral o Trisquel es símbolo de renacimiento, un ciclo continuo de muerte y vida que se repite hasta el fin de los tiempos. La imagen del ciervo muestra el asta rota, simbolizando todo aquello que, formando parte de nosotros desde el comienzo de nuestras vidas, vamos dejando atrás debido a las vicisitudes de la existencia. No sólo de una forma inconsciente, sino también debido a todas las elecciones que nos vemos obligados a tener que tomar, teniendo que renunciar a veces a una parte de nosotros mismos y que nos obligan a tener que ir abandonando una porción de nuestro ser a lo largo del camino de nuestra vida. Curadhan renunció así a una parte de sí mismo por poder llevar a cabo su misión.

En honor a Curadhan ni se alzan monumentos ni se levantan templos. Curadhan es una entidad cercana y familiar al que la gente solicita guía y auxilio. Existen cultos sí, pero se realizan en lugares al aire libre, bajo los árboles siempre que es posible. Muchos niños de nuestro mundo aprenden desde muy pequeños que hay que dejarle algo de comida a Curadhan detrás de la casa, siendo éste un elemento muy arraigado en nuestra cultura popular (resulta habitual saber también que lo que más le gusta son las manzanas). Hay familias algo más acomodadas que dejan incluso un bloque de sal tosca cerca de la casa por si el Centinela decide hacer una visita de madrugada —algo que, por cierto, hace muy felices a todos los demás ciervos comunes y corrientes—, siendo esta una costumbre muy extendida, sobre todo en el Oeste.

Con su ciclo de muerte y de retorno constante, Curadhan nos ofrece la valiosa lección del sacrificio, pero también el de la esperanza de saber que, si nos detenemos un momento a pensar en ello, todos tenemos la oportunidad de poder encontrar todo aquello que hemos estado buscando alguna vez. 

Principios

— Defiende al mundo de sus peligros, ofreciendo el consuelo que trae el amparo a los débiles.

— Trata de hallar el camino de tu vida deteniéndote a escuchar a tu corazón, te sorprenderá descubrir que lo que en verdad anhelas se encuentra allí, si eres capaz de detenerte y escuchar.

— No dejes de explorar el mundo que te rodea así como a ti mismo. Es en ese camino en donde encontrarás la trascendencia que te permita encontrar las puertas que conducen a Lavondyss.

Arquetipo: El guía, el mentor.
Poder menor: Nómada.
Se asocia al género: Masculino.
Origen: Imago.
Alineamiento: Caótico bueno, (bueno).
Símbolo: Un gran ciervo con un asta rota.
Color preferente: Arcilla y rojizo oscuro.
Arma predilecta: Armas punzantes.
Áreas de influencia: Cambio, viajes, suerte, nobleza, protección, destino, otoño.
-Dominios D&D 3.X: Bien, curación, animal, tierra, suerte, protección, viajes.